Vivo, más o
menos, a 1.5 kilometros del centro (boma) de mi pueblo. Muchas veces camino
hasta el centro, hago lo que tengo que hacer y vuelvo caminando a casa. A lo
largo del camino me cruzo con muchas personas andando, en bicicleta o vendiendo
sus productos (tomates, vegetales, frituras, ropa, etc). La mayoría me saluda
al pasar porque aquí es muy común hacerlo. Algunos niños pequeños se emocionan,
gritan “Azunguuuuu” y tratan de seguirme. No faltan los que hacen el intento de
saludar en inglés y al siguiente segundo me piden dinero. Pero lo más extraño para mi son las personas
que se detienen específicamente a hablar conmigo y me someten a un interrogatorio
digno de algún servicio de inteligencia!
Todo comienza
amigablemente con un muy natural “Hola, cómo estás?” y sigue asi:
Yo: Bien gracias,
y tu?
X: Bien gracias.
A dónde vas?
Yo: Ehhhh, al
centro.
X: Para qué?
Yo: Para hacer
mis cosas
X: Ah, y de dónde
vienes?
Yo: De Peru
X: Ah, Peru, ya.
Y vives aquí?
Yo: Si
X: Con quién?
Yo: Ehhh, con mi
marido.
X: Y el que hace
aquí?
Yo: Trabaja
X: Ah, y tienen
hijos?
Yo: ……….
De este tipo de
conversaciones al menos tengo dos al dia. Una de ida y una de vuelta. Durante
los primeros días era peor, ahora como que la gente se ha acostumbrado a mi
presencia.
Pero esto no solo
pasa en mi pueblo. Hace poco, durante un viaje interno que hicimos, nuestro
coche tuvo un problema y nos quedamos botados en el camino. Mi marido se fue a buscar a un mecánico
mientras yo me quedé cuidando el auto.
Creo que en los 40 minutos que tuve que esperar, hubo al menos 10
personas que vinieron a hablar conmigo. Incluso hubo gente que vino en bicicleta
específicamente a hablarme. Todo comienza asi:
X: Hola
Yo: Hola
X: Tienes
problemas con el auto! Sorry
Yo: Si, asi es la
vida
X: Ah, y de donde
eres?
Yo: De Peru
Y la conversación
sigue la línea de la anterior... con las 10 personas que se detuvieron a
conversar, una por una…
Eso no es todo.
El sentido de comunidad aquí es tan estrecho que aparentemente todos saben los
problemas de todo. Y no es una falta de respeto hacer preguntas muy personales
cuando la curiosidad te pica.
Muchos desconocidos,
al oír que llevo casada más de siete años, me preguntan por qué no tengo hijos.
Otros quieren ver cómo es mi casa aquí en el pueblo. He oído historias de
peleas conyugales de personas que apenas conozco. Si hablo de algo con alguien,
no falta otro que cinco minutos más tarde me pregunta de qué se trató mi
conversación. Si salgo de casa a media mañana, la señora que me ayuda con la limpieza
demanda saber a dónde estoy yendo. Y si mi marido llega a casa para recoger
algo al paso, la señora necesita saber qué fue lo que vino a recoger!
Esto es
definitivamente algo muy diferente a lo experimentado en otras ciudades donde
he vivido. En Lima, si un extraño te pregunta con quien vives, sales corriendo inmediatamente
porque seguro es un ladrón que ya está marcando tu casa!
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