Y, sin embargo, es
como si fuera ayer cuando me sentaba a escribir desde mi departamentito en
Oslo. Algunas cosas cambiaron en esos cuatro años pero algunas cosas siguen
igual. Terminé el master que estaba
estudiando, conseguí trabajo, luego conseguí un trabajo de verdad. Hice amigas,
perdí amigas. Me divertí y me aburrí. Me fui de fiestas y me encerré por
semanas en la oficina. Conocí más de Noruega, y más del mundo. Y me conocí más
a mí misma o quizás me desconocí. Alguien por ahí sabe quién es uno?
Quizás hay solo
dos cosas que son absolutamente iguales desde el principio: La comida peruana
es la mejor del mundo; y nadie sabe qué viene a la vuelta de la esquina.
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